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Title:EL ORIGEN DE LAS FÁBULAS
Subject:SPANISH MISCELLANEOUS WRITINGS Scarica il testo


Tradición

EL ORIGEN DE LAS FÁBULAS

Las fábulas, narraciones orales de doble intención, y variadas sublecturas tienen su origen en Grecia, cuando estaba en toda su potencialidad política, y cultural, rebosante de vida, seguridad, industria y comercio; cada ciudad se gobernaba independientemente, capacitándola para dar a ese mundo y al de ahora, sus propios eruditos, sabios, filósofos, políticos, matemáticos... y en una de esas ciudades, contando historias de hombres en boca de animales, vivió Esopo, alrededor del siglo VII A.C.
Buscando la pista de su vida, los curiosos se topan con un muro de silencio, o con un fantasma, se dice, que nació esclavo, y que su dueño, lo manumitió, es decir le dio su libertad, conociendo sus relatos, hay que creer que su talento lo liberó. En otra parte se dice que tuvo oportunidad de conocer a grandes hombres de su tiempo, que iba de corte en corte, porque los pequeños estados lo buscaban para consejos. Y luego las enciclopedias son crueles al añadir dos datos: murió asesinado en Delfos, y su trabajo aparece recopilado recién en el siglo XIV, en prosa griega "bastante seca", hiriendo al curioso, además, con la duda de que estas fábulas, o son de Esopo, o de un monje llamado Planudes. De este monje, que, resulta llamarse Máximo Planudes, se dice sin seguridad que existió desde 1260 hasta 1307, y la fuente explica que pasa a la historia como compilador de una Antología griega en la que supuestamente incluyó Las Fábulas de Esopo.
Sin embargo, el fantasma de este esclavo "cuentacuentos", aparece anteriormente en Fedro, fabulista latino que nació 15 años A.C y murió en el 65, figura por haber escrito fábulas en versos latino, imitando a Esopo. Pasan los años, no tan rápido como las páginas de las enciclopedias y 300 años después de muerto el monje Planudes, los datos se entremezclan y encontramos que un poeta francés, Juan La Fontaine, deja ente sus obras, publicadas en 1668, 1678 y 1694, unas llamadas "Cuentos en Verso" y "Fábulas" asegurando estar inspirado en Esopo y Fedro, despojándolas de la "sequedad" para darles una intensa y novedosa amenidad. Pasa un siglo, para encontrarnos con dos españoles: Tomás de Iriarte, nacido Tenerife, en 1750; conocido por la traducción de Arte Poético, de Horacio, y sus fábulas literarias, escritas en verso: El burro flautista, La urraca y la mona, Los dos conejos, El caballo y la ardilla. Contemporáneo suyo, Félix María Samaniego, muerto en 1801, deja también para la posteridad sus Fábulas Morales, continuando la tarea de remosar la vieja tradición, ambos, se asegura "recontaron" las viejas fábulas de Esopo: La cigarra y la hormiga, La lechera, Las moscas, La zorra y el busto, Los dos cazadores y Los gatos escrupulosos.
Aquí, hay algunas de ellas, que contaremos de nuevo, pero más de alguno las reconocerán como ... ese cuento que me lo contó la abuelita, hace....



Las ranas y su Rey
(Esopo)


Cuando el mundo estaba tranquilo y era joven, en una fresca laguna rodeada de árboles vivían alegres unas ranitas moteadas y saltarinas. Un día amanecieron discutiendo sobre el aburrimiento, de no hacer nada especial y lo iguales que eran los días, decidieron como imperante la necesidad de buscar una nueva forma de pasar el tiempo. Como no se ponían de acuerdo, decidieron hacer un consejo, pero para ésto, necesitaban un rey. Y un rey pidieron a coro.
El cielo se oscureció de pronto, tronó muy duro y un tronco de árbol cayó a las tranquilas aguas. Todas las ranas corrieron asustadas a esconderse y así permanecieron quietas, calladas y asustadas durante un día y una noche.
La más curiosa salió de su escondite y se puso a observar el tronco.
Otra, más vieja comentó:
- He ahí el rey que pedimos.
Entonces todas salieron y hasta se atrevieron a nadar alrededor de él en completo silencio, esperando que el rey dijera algo.
- ¡Es mudo!
- ¡Es ridículo!
- ¡No hace nada... solo flota!
- ¡No nos sirve...!
Y todas contagiadas de decepción y de aburrimiento al ver que el tronco nada hacía, formaron tremendo alboroto, clamando al cielo, por otro rey, un rey más activo, que al menos hiciera algo por ellas.
Fue tan grande el alboroto, que todo el bosque se paralizó ante sus reclamos.
Una enorme cigueña que estaba muy lejos las escuchó y guiada por el escándalo, llegó a la laguna.
Fue tan grande la impresión de las ranas que quedaron paralizadas ante este nuevo rey, ¡hasta corona tenía!, y ni cuenta se dieron cuando empezó a devorarlas.

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LA URRACA Y LA MONA
(Iriarte)

A una mona muy taimada,
dijo un día cierta urraca:
"Si vinieras a mi casa,
¡cuántas cosas te enseñara!
Tú bien sabes con que maña
robo y guardo mil alhajas.
Ven si quieres y veráslas
escondidas tras un arca".
La otra dijo: "Vaya en gracia".
Y al paraje le acompaña.
Fue sacando Doña Urraca
una liga colorada,
un tontillo de casaca,
una hebilla, dos medallas,
la contera de una espada,
medio peine y una vaina
de tijeras, una gasa;
un mal cabo de navaja,
tres clavijas de guitarra
y otras muchas zarandajas.
"¿Qué tal? -dijo. Vaya hermana.
¿No me envidia? ¿no se pasma?
A fe que otra de mi casta
en riqueza no me iguala"

Nuestra mona la miraba
con un gesto de bellaca;
y al fin dijo: ¡Patarata!
Has juntado lindas maulas.
Aquí tienes quien te gana,
porque es útil lo que guarda,
si no, mira mis quijadas.
Bajo de ellas, camarada,
hay dos buches o papadas,
que se encogen y se ensanchan.
Como aquello que me basta
y el sobrante guardo en ambas
para cuando me haga falta.
Tú amontonas, mentecata,
trapos viejos y morallas;
mas yo, nueces, avellanas,
dulces, carne y otras cuantas
provisiones necesarias.
Y esta mona redomada
¿habló sólo con la urraca?
Me parece que más habla
con algunos que hacen gala
de confusas misceláneas
y fárrago sin substancia.
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LA CIGARRA Y LA HORMIGA
(Samaniego)

Cantando la cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno.
Los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Vióse desproveída
del precioso sustento,
sin moscas, sin gusanos,
sin trigo y sin centeno.
Habitaba la hormiga
allí tabique en medio,
y con mil expresiones
de atención y respeto
le dijo: "Doña Hormiga,
pues que en vuestros graneros
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste cigarra
que, alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme,
que fielmente prometo
pagaros con ganancias,
por el nombre que tengo"
La codiciosa hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
"¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues holgazana:
¿Qué has hecho en el buen tiempo?
"Yo -dijo la cigarraa todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar un momento"
"¡Hola! ¿Con qué cantabas
cuando yo andaba al remo?
¡Pues ahora que yo como,
baila, pese a tu cuerpo!
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EL ZORRO Y EL CUERVO
(Esopo)

El enorme árbol estaba lleno de cuervos. Por el camino pasó un zorro y los miró de reojo, pero algo que vio lo detuvo curioso; uno de los cuervos era más interesante que los demás. Todos los demás cuervos graznaron para poner en alerta al compañero, que no podía hacerlo para no dejar caer del pico un gran trozo de apetitoso queso.
El zorro comprendió que el cuervo que lo miraba fijamente no iba a dejar caer fácilmente su tesoro. Y durante unos minutos se paseó pensativo. Luego le habló amablemente:
-¡Mi querido, mi queridísimo cuervo, beldad del bosque, eres más fuerte que el águila, vuelas más grácilmente que la golondrina, tus plumas tienen más colores que las del pavo real....¡Es una lástima -añadió maliciosamente- qué la naturaleza se haya negado a darle a tu garganta una melodiosa voz!
El cuervo que estaba deslumbrado ante tanta cortesía, se quedó pensativo al escuchar la última frase, y estuvo a punto de responderle de mala manera, pero se acordó del queso y apretó fuertemente el pico.
El zorro, volvió a dar unos pasos y siguió hablando.
- Pero... estoy pensando que esto último que te dije, debe ser falso. Para mí que son cosas del ruiseñor, comentarios que hace de pura envidia que te tiene, él quiere que todos crean que su canto es el más delicioso...Si me cantaras un poco, yo sería el feliz emisario que les diría a todos que el ruiseñor es un mentiroso....¡Ay si yo tuviera la dicha de escuchar unas pocas notas de tu garganta!!
El cuervo se acomodó en la rama, las plumas se le inflaron ante tanto elogio
y abrió el pico para empezar a graznar. El trozo de queso cayó cerca del zorro, que lo atrapó rápidamente y echó a correr.
Todos los cuervos del árbol le reprocharon la tontería cometida, y entre roncos graznidos, el más viejo de todos, le dijo:
- Si tu sentido común hubiese sido la mitad ...